La Pontificia Universidad Católica de Chile se une al luto de la Iglesia por la muerte del Papa Francisco
Considerado como el Pontífice de la misericordia, de la sinodalidad y el ecumenismo, abordó temas urgentes y relevantes como la renovación eclesial, el medio ambiente, el diálogo interreligioso, la vocación misionera de la Iglesia, el llamado a la construcción de la paz y la sustentabilidad. Su voz siempre fue la de la esperanza.

Con 88 años, y 12 de ellos como Sumo Pontífice, el Papa Francisco deja una Iglesia Católica que condujo con esmero y fortaleza, en tiempos de incertidumbre y dolor, marcados por una pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, la crisis humanitaria de miles de migrantes, y por la incertidumbre de la economía mundial y la caída de confianza en la Iglesia Católica a causa de los abusos sexuales. A pesar de las difíciles circunstancias mundiales, el Papa Francisco enfrentó con valentía y humildad cada uno de los acontecimientos, sucesos y contingencias que se produjeron dentro y fuera de la Iglesia, con una voz misionera y anunciadora de esperanza.
Persistió en el compromiso por la justicia social, en la reflexión sobre la urgencia medioambiental, en afrontar la crisis institucional de la Iglesia y en acoger a las minorías sociales, étnicas, religiosas y culturales. “Somos todos hijos de Dios. Y Dios nos quiere como estamos y con la fuerza que luchamos cada uno por nuestra dignidad”, dijo el Papa Francisco en una entrevista en enero de 2023.
Hijo de inmigrantes piamonteses, Jorge Mario Bergoglio nació en el barrio de Flores, en Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936. Se graduó como técnico químico, sin embargo, su vocación sacerdotal lo hizo optar por ingresar a la Compañía de Jesús. Como novicio de la Compañía de Jesús, completaría sus estudios en Chile, y una vez de regreso en Argentina se graduaría en filosofía, en el colegio San Giuseppe. Junto a su labor pedagógica en literatura y psicología, estudiaría también teología. Tuvo muchos años de trabajo sacerdotal y social antes de ser arzobispo de Buenos Aires.
El 13 de marzo de 2013, el cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI eligió como papa a Jorge Mario Bergoglio, quien manifestó su voluntad de ser conocido como Francisco en honor al santo de Asís, convirtiéndose en el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano en la historia de la Iglesia Católica. Escogió su nombre en honor a un hombre de paz que vivió en la pobreza, amando a toda la creación. Una elección que sería una guía en su papado, poniendo siempre a la dignidad humana al centro de todo.
A pesar de demostrar un carácter reservado, el pontífice Nº 266 de la Iglesia Católica, se acercó a las comunidades de manera afable y conciliadora. “Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”, diría alguna vez cuando aún era sacerdote jesuita en Argentina, donde se desempeñó como un pastor humilde, sencillo y cercano.
Sellos de un pontificado
El Papa Francisco ha sido el pontífice de la misericordia, de la sinodalidad y el ecumenismo. Abordó temas urgentes y relevantes como la renovación eclesial, el diálogo interreligioso, la vocación misionera de la Iglesia y la sustentabilidad.
“Hoy despedimos no sólo a un pastor excepcional que iluminó nuestro camino, sino a un guía que, a lo largo de su vida, y desde la elección de su nombre pontificio, Francisco, fue testimonio de humildad, consistencia y consecuencia. Su profundo llamado a que desde la academia debiésemos estar conminados con valentía y fe a trabajar incansablemente por los más desposeídos deja una huella indeleble para nuestra misión universitaria”, expresa el rector Juan Carlos de la Llera.
Por su parte, Rocío Cortés, académica de la Facultad de Teología, comenta que “una característica del pontificado del Papa Francisco ha sido su especial atención al diálogo interreligioso. Si bien este tema había estado presente en los últimos papas, posteriores al Concilio Vaticano II, el Papa Francisco no sólo lo menciona con regularidad en sus escritos, sino que también lo confirma con sus gestos y palabras”.
Ejemplo de ello fue su profunda amistad con el rabino Abraham Skorka, con quien realizó un camino interreligioso por varios años, aportando a la sociedad con sus conversaciones, diálogos y escritos en conjunto, según la académica. Fue destacable también el encuentro que el Papa Francisco sostuvo el año 2019 en Abu Dhabi con una delegación de líderes musulmanes sunitas, encabezada por el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed el-Tayeb, y con quien el Papa Francisco firmó el documento “Fraternidad humana por la paz y la convivencia”.
Para Román Guridi, académico de la Facultad de Teología, en temas del cuidado del medioambiente, el Papa Francisco impulsó reflexiones profundas, “a través de la encíclica Laudato si´ y de la exhortación postsinodal Querida Amazonia. Ambos textos ofrecen una narrativa sugerente que permite inspirar y orientar a los creyentes católicos hacia el cuidado de la casa común”. Según el académico, sin embargo, “eso todavía está produciéndose y habrá que ver hasta dónde nos lleva el proceso de conversación ecológica promovido por el Papa Francisco. Creo que el Papa ofreció textos y procesos que apuntan hacia los propósitos planteados al inicio de su pontificado”, asevera.
Sus años de pontificado
Durante sus doce años de pontificado participó en encuentros, realizó viajes en diversos continentes y dejó escritos simbólicos y determinantes como un gran reformador y pastor. Le tocó vivir momentos imperecederos, entre ellos, misas multitudinarias, como la de su viaje a Filipinas en la que participaron cerca de 7 millones de personas, y misas en soledad, como aquella celebrada en medio de una lluviosa plaza de San Pedro, en la que oró por las víctimas del coronavirus, en el momento más duro de la pandemia.
El Papa Francisco escribió cuatro encíclicas, empezando por la Lumen Fidei, escrita en parte por su predecesor el Papa Benedicto XVI. Luego, en 2015, publicó Laudato si` sobre la ecología, en 2020, Fratelli tutti, sobre la fraternidad universal y la última Dilexis nos, publicada el 24 de octubre de 2024, sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo.
Asimismo, escribió otros documentos importantes entre los que se encuentran constituciones y exhortaciones apostólicas. La más importante de ellas ha sido Evangelii gaudium, su primera exhortación apostólica y una especie de hoja de ruta sobre su pontificado. También llevó a cabo la reforma de la curia romana a través de la constitución apostólica Praedicate Evangelium.

En tanto, el sábado 7 de diciembre de 2024, la Iglesia chilena celebró un hito histórico con la creación como cardenal de Monseñor Fernando Chomali Garib, Arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la UC, durante el Consistorio celebrado en el Vaticano y presidido por el Santo Padre. Este hito lo convirtió en el noveno cardenal en la historia de Chile y resalta su condición de arzobispo diocesano, un hecho significativo ya que los últimos cardenales chilenos han pertenecido a congregaciones religiosas. Su designación es un reconocimiento a su amplia trayectoria en el servicio de la Iglesia y su compromiso con temas como la justicia social, el diálogo y el cuidado de la comunidad.
Durante su período en ejercicio, el Papa Francisco se vio afectado por diversos problemas de salud que en los últimos años lo tuvieron con dificultades para desplazarse y sometiéndose a intervenciones y a diversas hospitalizaciones. A pesar de ello, no frenó su actividad. Dirigió sus fuerzas a la construcción de la paz en Ucrania, Etiopía y El Congo. Y continuó trabajando en el Sínodo de la Sinodalidad y en el Jubileo de 2025, y planificando algunos viajes que se habrían sumado a las 40 visitas internacionales que realizó durante su pontificado, entre ellas, a 10 países africanos, 18 a naciones asiáticas, 20 dentro de Europa y 12 a América, incluyendo Chile.
“La relación del Papa Francisco con América Latina fue muy especial, dado que se trata del primer papa latinoamericano. En alguna medida, el Papa Francisco hizo visible a través de su pontificado la riqueza y pluralidad de la Iglesia Latinoamericana, su compromiso social, su diversidad cultural, el carácter festivo de la fe del pueblo”, afirma Federico Aguirre, académico de la Facultad de Teología. Para Aguirre la relación del Sumo Pontífice con Chile en particular fue especial, siendo el destino de su primera visita apostólica en 2018.
“Esa visita estuvo marcada por la crisis de los abusos sexuales y de conciencia y además por una baja convocatoria. Si bien en un principio hubo desencuentros respecto al tema de los abusos, después de la visita, el Papa realizó importantes acciones para enfrentar la crisis en cuestión, como el envío de una sentida carta dirigida al Pueblo de Dios que peregrina en Chile. Creo que es difícil hablar todavía de un legado, pero el pontificado de Francisco ha marcado un cambio de timón en temas de gran relevancia, como la crisis medioambiental, el compromiso social, la crisis institucional de la Iglesia y la acogida de minorías”, comenta el académico Federico Aguirre.
Visita a la UC

En enero de 2018, el Papa Francisco visitó la Casa Central de la Universidad Católica. En esa oportunidad se reunió con una comunidad académica y cultural diversa, donde más de tres mil personas escucharon su mensaje. “La excelencia académica y la profesionalidad, armonizadas con la fe, la justicia y la caridad, alcanzan una fuerza profética, capaz de abrir horizontes e iluminar el sendero”, expresó en su discurso el Sumo Pontífice.
En su paso por la UC, el Santo Padre recalcó el llamado a que las instituciones educativas pongan la dignidad de la persona en el centro de su quehacer. “El conocimiento siempre debe sentirse al servicio de la vida y confrontarse con ella para poder seguir progresando. De ahí que la comunidad educativa no puede reducirse a aulas y bibliotecas, sino que debe ser desafiada continuamente a la participación”, dijo el Papa Francisco en su visita a la UC.
Como concluye el rector de la Llera, “como Comunidad UC llevaremos en el centro de nuestro quehacer su llamado a construir una sociedad más justa, misericordiosa e inclusiva, donde consistentemente debamos cuidar nuestra casa común y habitar la fe con alegría en el nombre de Dios”.