Semana Laudato Si´ con el Prof. Fredy Parra
A comienzos de este año, el Papa Francisco realizó un llamado a conmemorar los cinco años de la publiccación de su encíclica “Laudato Si´” en una semana en la que se refuerce el compromiso del cuidado de la casa común. En este contexto, compartimos la reflexión del académico de Teología UC, Fredy Parra.
HEMOS OLVIDADO QUE “SOMOS TIERRA”, RAÍZ DE LA “HUMILDAD”
La crisis ecológica entraña, nos parece, un profundo olvido del cosmos. ¿Qué puede aportar nuestra tradición religiosa al necesario y urgente intento de superar el olvido del cosmos, de la Tierra y de nuestra propia Tierra?
Hace cinco años, el 24 de mayo de 2015, el Papa Francisco publicó Laudato si’, sorprendiendo al mundo con una profunda carta encíclica dedicada enteramente al cuidado de la casa común. Releyendo el gran mensaje de Francisco, y junto con él, constatamos una vez más, que “entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que ‘gime y sufre dolores de parto’ (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”. Hay aquí una clave que queremos desentrañar para comprender las razones profundas del que hemos denominado un olvido esencial. Vivimos y cultivamos un cierto “olvido del cosmos”, en palabras del teólogo belga Adolphe Gesché.
Hemos olvidado, en definitiva, el fundamento de nuestra “humildad”. Recordemos que la palabra Humildad –humilitas– está relacionada con la palabra “humus”. (humilitas viene de la raíz humus, que significa tierra). “Humus significa ‘tierra’. Y no en el sentido de globo terrestre sino de materia. La tierra que aramos, que sembramos, que pisamos, en la que cavamos y donde nos entierran. Humilitas, literalmente, significa terrenidad. Humilis o humilde quiere decir, de algún modo, terrenal; igual que Adam tiene la misma raíz que la palabra adamah, o sea, tierra… Relacionando el significado de la palabra latina humilitas –humildad- y de humus –tierra- con el de la palabra hebrea hombre y adamah –tierra, humus- llegamos a la conclusión de que existe un vínculo estrecho entre el hombre y la humildad o la humanidad y la humildad. La humildad no es algo intrascendente, al contrario, para el hombre, es esencial. Formado del polvo de la tierra, el hombre se reconoce terrenal, humilde –ex humo humilis-. Al formar al hombre del polvo de la tierra, Dios lo creó humilde. Su deber es ser humilde”, concluye Ivan Golub